FLANDES

En este Blog pasamos a comentar el viaje realizado por un grupo de miembros de la Asociación Catalana de Agencias de Viajes (ACAV) a Flandes, para conocer el destino y poderlo promocionar desde sus agencias a futuros viajeros.

Este Viaje de Familiarización ha sido organizado por la Oficina de Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas, las oficinas de Turismo de las ciudades de Amberes, Bruselas, Brujas, Gante, Lovaina y Malinas, así como la compañía aérea Brussels Airlines.

Con la colaboración de Tellus Destination Management Company y el equipo de ACAV.

A todos ellos nuestro agradecimiento por su esfuerzo en mostrarnos las maravillas de sus respectivas ciudades y por la documentación que nos ha permitido crear este Blog en el que expresamos nuestras vivencias.

Las imágenes que mostramos en el albúm posiblemente no son las más lucidas, pero en esta ocasión nos olvidamos de entregar la cesta de huevos a  las Monjas de Santa Clarisa y el tiempo nos dio la espalda, pero ello no fue suficiente para desmerecer el viaje, todo lo contrario un destino que recomendamos plenamente.

FLANDES

¿Por qué elegir...?   ...cuando puedes tenerlo todo


Intentando escapar de la tensión diaria planificas una escapada.

Decenas de consejos, cientos de destinos, miles de folletos...

¡qué estrés para huir del estrés! Déjate inspirar por Flandes.

Tres o cuatro días para escapar. ¿Dónde ir? Buscas un destino cercano y bien conectado, donde te puedas relajar, pero que al mismo tiempo te sorprenda. ¿Dónde encontrar pequeños hoteles camuflados en el casco histórico, íntimos restaurantes y animación en las terrazas callejeras? ¿En qué lugar conviven las obras de los grandes pintores flamencos con los talleres de los diseñadores de moda más vanguardistas? ¿Dónde descubrir un extenso abanico arquitectónico a ritmo de bicicleta?

Improvisa un fin de semana en Amberes, Brujas, Bruselas, Gante, Lovaina y Malinas.



Flandes, seis realidades en un solo lugar.

Placer sofisticado

BRUSELAS

María Bayón corresponsal de la BBC, reportera, guionista, presentadora... colabora con Viajar y conoce Bruselas,a la que define como portadora de sueños,esbelta e intrincada, huidiza y abierta, torbellino de contrastes. Asegura que pasearla es un lujo que no defrauda.

Joya arquitectónica

BRUJAS

Manel Antolí, redactor jefe del semanario Lecturas y colaborador free lance en revistas de viajes y suplementos dominicales narra sus experiencias en Brujas, donde ha visitado cada uno de los rincones, y a la que también ha fotografiado con pasión en las horas de luz más romántica.

Imprescindible y dinámica

AMBERES

La periodista Teresa Plaza ha vivido una década en Bélgica. Trabaja como colaboradora de Anaya, Touring y Geo.

Aquí nos presenta una Amberes rompedora,franca, divertida, frívola, vitalista y siempre innovadora, y nos demuestra que en ella se puede encontrar la huella mediterránea.

La receta para ser única 

GANTE

Juan Scaliter, periodista y viajero, aunque no necesariamente en este orden. Como buen fanático de los puentes, entre ríos y personas, disfrutó mucho en Gante, ciudad que le inspiró para escribir un sugerente relato lleno de elementos mágicos, porque según él “Gante es una ciudad que no tiene fin”.

De sol a sol

LOVAINA

La ciudad estudiantil por excelencia se caracteriza por su animación durante el curso escolar. Los bares y cafés de la Oude Markt – la barra más larga del mundo – no tienen hora de cierre y sus edificios históricos están llenos de vida. Hilde van Durme y Eline Verbauwhede nos describen una jornada en esta localidad que se presta a ser recorrida en bicicleta.

Ciudad con duende

MALINAS

Rodolfo Chisleanschi, afincado en España desde 1988, este periodista argentino ha sido subdirector de la revista GEO y corresponsal del diario Clarín. Actualmente dirige la agencia literaria y periodística Kairos y ha encontrado inspiración en el duende de Malinas.

Un lenguaje único 

ART NOUVEAU

Ofelia de Pablo, periodista y fotógrafa, colabora con la mayoría de las revistas de viajes. Nos ofrece una visión de Flandes a través de las huellas del Art Nouveau en Bruselas, donde su máximo representante, V. Horta, creó una casa que es hoy uno de los monumentos clásicos de la historia de la arquitectura.

Con estilo

MECA DE SHOPPING

Ana Vázquez colabora en distintos medios sobre moda, viaje y tendencias.

Ha encontrado en Flandes el escenario perfecto que aglutina cultura y estética.

Nos recomienda planear un viaje de consumo visual y real, ya que “la oferta es estimulante y sus ciudades tienen la frescura de los lugares vírgenes”.

El buen perfume se guarda en frasco pequeño

Flandes destaca por su tamaño.

Pero no precisamente por tener una grandísima superficie. Es pequeña pero está repleta de tesoros y son justamente sus dimensiones que la hacen tan fácil visitar. Solamente hacen falta 3 o 4 días para descubrir sus atributos: su gastronomía,sus diamantes, su moda, arquitectura y cultura pero también su cercanía y la comodidad para moverse entre las ciudades.

Una vez hayas probado el buen perfume de Flandes, querrás volver…

Desde la Edad Media Flandes se ha situado en la encrucijada de las rutas comerciales más importantes. Ahí radica su prosperidad, su mentalidad abierta y su rica cultura.

Nuestro viaje se desarrolló durante cinco días, y debemos considerar, que recorrimos todas estas ciudades casi al completo, aunque sin negar que fuimos un poco agobiados, pero esto ocurre cuando los grupos son muy numerosos, y no todos los participantes caminan al mismo ritmo.


UNESCO MADE IN FLANDES

Dos de las mejores bazas con que Flandes seduce al viajero son sus campanarios y beaterios, declarados conjuntamente Patrimonio de la Humanidad .

Los beaterios nacieron, entre gestas imperiales y la paleta de los maestros flamencos, cuando Flandes ejercía un absoluto magisterio cultural y económico sobre Europa. A estas peculiares “repúblicas” femeninas se retiraban damas, nobles o no, impulsadas por la soledad impuesta por las guerras, la viudedad o la vocación religiosa. Disfrutaban de moradas independientes dentro de un recinto común y, en un curioso régimen monástico, seguían los votos de castidad y obediencia, mas no el de pobreza. Hoy, sobre ese poso histórico, Brujas, Gante, Lovaina, Malinas... muestran orgullosas sus beaterios. Auténticos balnearios del alma, vale la pena ir en su busca.

Hallarlos es una emoción única y vivirlos,una experiencia inolvidable.

En la docta Lovaina, la ciudad flamenca universitaria por excelencia encontramos uno de los beaterios flamencos mejor conservados. Un delicioso recinto cruzado por canales y salpicado de zonas verdes, hoy residencia universitaria donde el silencio solo se rompe por el paso de alguna bicicleta. 

Muy cerca, la serenidad y el silencio se transforman en encaje de piedra en la fachada del ayuntamiento o en alboroto en la plaza del Mercado Viejo conocida como la “barra más larga del mundo” por la cantidad de cervecerías que alberga.

Malinas: a la sombra de su campanario A caballo entre el Medievo y el Renacimiento se levantaron los más bellos campanarios de Flandes. Siempre céntricos, en ellos se almacenaban provisiones y desde su cima se controlaban los accesos a la ciudad. Acabaron convirtiéndose en el símbolo de una burguesía urbana que mediante la erección de esbeltas torres civiles manifestaba el poder de su ciudad. En algún caso, además, servían para albergar los carillones. Así sucedía en Malinas, una recoleta ciudad que creció a la sombra de la torre de San Romualdo. Desde lo alto de sus 97 metros, su doble carillón continúa convocando a estudiantes pues la ciudad es sede de la mejor escuela europea de carillonistas.

Y como el de Malinas, muchos otros belforten (Brujas, Gante, Amberes, Lier...) atraen a viajeros deseosos de disfrutar de Flandes.

Un lugar donde la solera se sienta cada día a la mesa, donde el pasado hace un hueco a la actualidad más rabiosa y donde el talante acogedor y dinámico de sus habitantes ha tomado definitivamente el pulso a la historia.

MARÍA PILAR QUERALT DEL HIERRO



El país del Art Nouveau

Sezession en Austria, Art Nouveau en Bélgica o Modernisme en Cataluña son algunos de los nombres con los que se da a conocer en Europa este nuevo movimiento artístico que rompe con los moldes clásicos. Fue Bélgica el país que vio nacer el llamado arte de la libertad de formas. Las claves de su origen las sitúan los especialistas en la famosa Casa Tassel de Víctor Horta, o en la decoración de Van de Velde para su casa en Uccle. Son obras pioneras y los elementos del nuevo estilo,llamado art nouveau, aparecen en ellas ya perfectamente elaborados.

Es la historia la que nos sitúa a finales del s.XIX cuando un conocido arquitecto belga Víctor Horta decide aplicar sus nuevas ideas a uno de los encargos que ha recibido: la casa Tassel.

Un lenguaje único

Horta creó una casa que hoy es uno de los monumentos clásicos de la historia de la arquitectura. Es el producto de una época y de un país, caracterizado por el progreso económico de la burguesía, fuertes tradiciones artesanales y una amplia industrialización.

La casa Tassel se considera como la primera obra arquitectónica donde adquieren un significado expresivo el hierro, combinado con el vidrio y la madera. Su uso, además de en la construcción, aparece aplicado a los ornamentos lineales y flexibles. La casa ofrece un surtido de formas resultado de un estudio minucioso de plantas y flores; suelos, paredes y techos donde se dibujan las denominadas “líneas látigo”, también llamadas “líneas Horta”. Nuevos materiales y nuevos conceptos que abren las casas a la luz y a la decoración.

Para Henri Van de Velde, uno de los máximos exponentes del movimiento, “el arte es el  ornamento de la vida”. La decoración tomó un papel relevante y los artesanos se dejaron influenciar por la nueva corriente que ya había conquistado Europa. Aparecieron trabajos en hierro, en madera unidos por cristal, incluso técnicas de mosaico donde se mezclaban todos los materiales. Los trabajos decorativos de Serrurier-Bovy, la joyería de Philippe Wolfers o la cerámica de Finch y De Rudder contribuyeron a hacer la vida más bella.

OFELIA DE PABLO

MALINAS


Relatos que descubren el ayer agitado de una ciudad hoy plácida y relajada

En las noches de otoño, los duendes de Malinas se reúnen a contar historias fantásticas en el Klapgat, el “rincón del chismorreo”, un pasadizo cubierto que recibió su nombre porque otrora la gente se cobijaba allí de la lluvia y aprovechaba para cuchichear, o viceversa. Uno de esos relatos afirma que alguna vez los barcos surcaron el río que atraviesa la ciudad atiborrando los muelles de sal, de avena, de pescado …, y juran que el Dijle supo ser tumultuoso y desbordante. Yo digo que es imposible, que ese cauce lánguido y encantador que espeja las añosas fachadas góticas y renacentistas de piedra y madera o el vanguardista Centro Lamot jamás pudo haber roto un plato o inundado una charca. Pero los duendes aseguran que nada era igual antes de la construcción de dos canales: el Lovaina- Dijle, hoy preciosa galería arbolada, que a mediados del XVIII privó a la ciudad de los ingresos por peaje de navegación e inició la decadencia; y el Afleidingsdijle, nacido a principios del siglo XX para domar el ímpetu de las aguas.

Los duendes de Malinas cambian en verano el Klapgat por los pórticos del Ayuntamiento, y recuerdan que un día de 1546, la caída de un rayo hizo estallar el polvorín de Zandpoort y calcinó buena parte de la villa. Yo apuesto que no puede ser, que la armoniosa arquitectura malinense, tan primorosamente restaurada que logra disimular la cantidad de centurias acumuladas en vigas y paredes, no admite destrucción ni interrupción alguna; y que las llamas a las que aluden sólo pueden ser el rojo y el amarillo de las banderolas que cuelgan de calles y plazas.

Después, en invierno, los duendes se guarecen en las callejuelas del Gran Beaterio para rememorar los agitados años de Margarita de Austria, cuando la ciudad fue sede de la Corte de Flandes y aquí se educaba el futuro Emperador Carlos V.

Yo sostengo que es imposible, que la calma que respira la villa viene de tan lejos que ni siquiera la Braderie, mercadillo de baratijas que dos veces al año se adueña de la calle Bruul, o los bulliciosos bares del Vismarkt pueden alterarla.

Por fin, al brotar la primavera, los duendes de Malinas se mudan a los bajos de la catedral de San Romualdo, desde donde oyen el sonido de las banderas flameando en la cima de la torre, y disfrutan contando que fue la misma Margarita quien ordenó instalar un carillón en ese campanario de 97,3 metros al que la falta de fondos en 1520 dejó sin remate pero le añadió originalidad. Yo subrayo que no puede ser, que esas melodías que transitan por Santa Katerina, se toman un chocolate en el Ijzerenleen, cruzan el puente Grootbrug y enfilan rumbo al Zoutwerf están allí desde el albor de los tiempos, que Malinas nació al son de esas notas que son parte esencial de su personalidad flamenca.

Y llego a la conclusión de que no hay que creer mucho en lo que dicen los duendes.

Rodolfo Chisleanschi

Malinas, a tan solo 25 Km. de Bruselas, fue la capital de los Países Bajos en la época de los duques de Borgoña. Hoy día es la capital eclesiástica de Bélgica, además de la ciudad de los carillones, los tapices y el curioso Museo del Juguete.

La Plaza Mayor está llena de edificios históricos con suntuosas fachadas. Está dominada por la estatua de Margarita de Austria, que gobernó la ciudad durante el periodo borgoñón. El edificio más imponente es el Ayuntamiento, situado en el antiguo Salón de los Tejidos. Muy cerca verás la Catedral de San Romualdo, cuya parte más destacada es su imponente torre, una de las más bellas de Flandes. Domina la ciudad desde sus 97 metros de altura y en ella se encuentran sus dos famosos carillones con 49 campanas. Malinas es, además, particularmente famosa por la escuela de carillón. Muchos concertistas de carillón del mundo entero han aprendido aquí los secretos de este difícil oficio.

La ciudad debe también su fama internacional al arte de confección de tapices. El taller De Wit es una buena prueba de ello. Innumerables obras de arte a lo largo de los siglos han dado fama sin fronteras a los tapiceros flamencos. Hoy en día, el taller hace honor a la tradición tejiendo nuevos tapices y restaurando los más antiguos. Una auténtica maravilla que vale la pena ver.

Otros puntos de interés de la ciudad son la iglesia de San Pedro y San Pablo, una antigua iglesia jesuita, la iglesia de San Juan (con admirables cuadros de Rubens), y la iglesia de Nuestra Señora de Dijle.

La torre de San Romualdo es reconocida por la UNESCO como patrimonio del mundo. Para ascender a ella hay que subir más de 500 peldaños pero por el camino descubrirás los secretos del campanario. Arriba te espera un precioso panorama que hará que el esfuerzo haya merecido la pena. Para más información: www.torredemalinas.be

Tampoco deberías perderte el Museo del Juguete, con una colección permanente y exposiciones temporales, ni el parque zoológico de Planckendael, ideal para visitar en familia. A este parque, de 40.000 hectáreas, podrás acceder en barco saliendo de Malinas (el embarcadero se encuentra detrás de la Estación Central). Cuenta con numerosos mamíferos, aves de todo tipo, un pueblo africano, una isla de chimpancés, un "continente australiano", y un sinfín de atractivos más.

Y antes de marcharte de Malinas, no te olvides de tomarte una Carolus, la cerveza típica del lugar. ¡Buen provecho!

Locas pinturas y un banquete renacentista

En Malinas se pueden encontrar extrañas obras de pintores del S. XVI en un edificio histórico, que en su día fue habitado por la suegra de Pieter Bruegel.

Het Zotte Kunstkabinet, la colección loca de arte, es el nombre de este museo, inspirado en el tema satírico y moralista de sus obras. A través de la observación de las pinturas originales del periodo entre 1500 y 1650, el visitante encontrará en su paseo numerosas criaturas monstruosas y personajes de lo más extraño.Después de la visita podrá apreciar la reconstrucción de un impresionante banquete renacentista. Y tras haber disfrutado de las sensaciones visuales, cabe la posibilidad de probar pequeños platos basados en recetas del siglo XVI. Al final del banquete, cada comensal recibe la descricpción de las recetas orginales. ¡Toda una sorpresa! www.vliegendpeert.be  



LOVAINA

Lovaina es una ciudad histórica y juvenil donde los estudiantes pedalean entre los emblemáticos edificios del casco antiguo.

La ciudad ha conservado su carácter medieval, con un centro histórico delimitado por las puertas de la ciudad. El City Tour también nos lleva a ver los alrededores, dondedisfrutamos de un espléndido paisaje y diversas atracciones turísticas.

Lovaina es la ciudad universitaria de Flandes por excelencia. Su universidad, en la que impartió clases Erasmo de Rotterdam, fue fundada en 1425. Conocida por su juvenil ambiente, durante el mes de septiembre la población de Lovaina pasa de 88.000 a 116.000 personas con la llegada de los estudiantes que iniciarán el curso escolar.¡Un gran cambio para una ciudad de estas dimensiones!

A 27 Km de Bruselas, Lovaina, es conocida también por su Grote Markt o Plaza Mayor, situada en el corazón de la ciudad, cuyos edificios más destacados datan del siglo XV. En ella encontrarás la imponente Iglesia de San Pedro y el famoso Ayuntamiento, una obra maestra del gótico brabantino. Toda la plaza y sus alrededores están cerrados al tráfico, lo que convierte a Lovaina en una de las ciudades más recomendables para paseos a pie o en bicicleta.

Otros edificios a destacar son el Salón de los Tejidos (De Lakenhallen), el Colegio Van Dale, la Iglesia de San Miguel y el Gran Beaterio. Este beaterio merece especial atención, pues es considerada uno de los más impresionantes de Flandes. Con sus seis hectáreas de superficie, es un lugar ideal para reponer fuerzas después de una larga caminata. Actualmente se utiliza como residencia de estudiantes y goza de reputación internacional por la excelente restauración de que fue objeto bajo los auspicios de la Universidad de Lovaina.

Lovaina destaca también por su tradición cervecera, que podrás degustar en sus animados cafés. En cuanto empieza el buen tiempo, las terrazas se llenan de estudiantes y lovainenses que, sin pensárselo dos veces, gozan de dos de las cosas que más les gustan: la cerveza y el sol. No dejes de probar la cerveza típica del lugar, la Stella Artois… 

La fábrica de Inbev de Lovaina abre sus puertas al público de mayo a octubre 2011.  Cada domingo habrá una visita guiada para individuales de una hora y media. Al final de la visita podrás degustar una Stella Artois y recibirás un pequeño regalo. Se pueden comprar las entradas en la oficina de Turismo de Lovaina: www.inbev.be

¡Animación tampoco te faltará! En cuanto llegues a Lovaina notarás que es una ciudad muy vital. Todos los viernes del mes de julio las calles se llenan de música jazz, folk, blues o country con motivo del los llamados Beleuvenissen, un festival al aire libre que reúne a los artistas más conocidos del panorama internacional. En agosto se celebra el famoso Marktrock (http://www.marktrock.be/), uno de los festivales urbanos más grandes de ambiente estudiantil en el que actúan grupos nacionales e internacionales. Los amantes de la música clásica o tradicional podrán disfrutar durante todo el año de conciertos de carillón en la Iglesia de San Pedro.

Gracias a sus antiguos edificios, patios con encanto, terrazas sin fin y pequeños rincones escondidos, Lovaina es una ciudad romántica. Este hecho se hace más patente que nunca durante los meses de verano debido al nuevo itinerario para seguir a pie o en bicicleta a través de los lugares más pintorescos y a los conciertos. En definitiva, es un pequeño paraíso para los espíritus apasionados.

Una mirada 
La exposición «Una mirada romántica» del M Museum ofrece un abanico inigualable de la pintura romántica en los Países Bajos a través de 70 obras que previamente han estado expuestas en el Hermitage de San Petersburgo. www.mleuven.be 

Una jornada
Este nuevo itinerario transcurre a través de los puntos «clásicos» de la ciudad, como los 2 beaterios, pero descubre lugares menos transitados, como la Abadía de Park, ubicada en un paisaje idílico a las afueras de Lovaina, el Castillo de Arenberg o el Jardín Botánico.

Un verano
Sidney Lanier afirmó «Music is love in search of a word». La música invadirá Lovaina este verano: conciertos clásicos a mediodía, música tradicional, conciertos de carillón y festivales alternativos.

Una estancia
En Lovaina se encuentran hoteles y B&B con encanto. Encantadores detalles esperan a los huéspedes: una cesta de picnic, velas, pétalos de rosas.. que satisfarán los deseos de los más exigentes. Algunos ejemplos: Martin´s Klooster, Gasthof De Pastorij, Theater Hotel, B&B Alizée...

Un recuerdo
Cada sábado se celebra un mercadillo de antigüedades y coleccionistas en el centro de la ciudad.

Más información: www.leuven.be


BRUSELAS

Como todas las encrucijadas Bruselas es tierra de paso, pero definirla así es quedarse en la superficie, perderse la esencia de una ciudad que se desenvuelve con la tranquila certeza de saber que su recuerdo será recreado con gusto.

La capital europea está protegida de la rutina por ser portadora de sueños. Descubrirla es descubrir un poco de nuestra historia y un mucho de nuestro futuro. Basta respirar una noche el aire de la Grand Place para entender que cualquier idea preconcebida nos desvía de la verdad. Bruselas nos envuelve en una filigrana arquitectónica inigualable que tan pronto nos ensalza como nos recuerda que aún hay mucho por hacer.

Con cada soplo de aire nos llegarán murmullos y risas de otras lenguas y en cada esquina disfrutaremos del placer de los detalles.

Déjese cautivar por el olor a pan recién hecho.

Caiga en la tentación de comerse un bombón mientras camina y encontrará que la vida,por un momento, tiene mucho más sentido.

Observe las fachadas de sus edificios, descubra cómo la historia ha dejado pistas para que los europeos entendamos un poco más del cotidiano devenir de nuestras costumbres, de las cosas que siempre nos hicieron disfrutar.

Relájese en cualquiera de sus envolventes restaurantes, piérdase por el concurrido laberinto del centro y desconecte del ajetreo urbano en sus parques. Persiga sus edificios art nouveau, y descubra cómo la capital de Europa se reinventa a sí misma. Disfrute de un aperitivo de champán y ostras en sus plazas o baile hasta el amanecer en las discotecas más vanguardistas de Europa. No mire el reloj y disfrute del mágico atardecer de la Grand Place. Mientras sus fachadas se llenan por última vez en el día de la caricia del sol los reflejos de sus vidrieras dan paso a la irresistible luz de las velas de sus cafés y restaurantes.

Bruselas cuenta con el secreto encanto de los que saben adaptarse a los cambios sin perder su esencia ni caer en estridencias, el encanto de los que saben hacer propio lo mejor de lo ajeno sin perder nunca la identidad.

Y es que todas las europas llegan a Bruselas y de todas aprende y a todas trata con deferencia y respeto, mezclando con maestría de artesano un carácter con otro, un sueño con el siguiente.

María Bayón


En el corazón de Bélgica, con un millón de habitantes, se halla la antigua ciudad de Bruselas, capital del país, pero tambien capital europea.

En un país de 30.000 kilómetros cuadrados, Belgica aglutina a más de 10 millones de habitantes, lo que da una densidad de población que se halla a la cabeza de Europa.

Justamente en medio de este territorio se halla la capital, Bruselas, en un terreno que en el medievo era pantanoso, por lo que recibió un nombre que en el lenguaje franco de entonces significaba “lugar en el marjal, o en el pantano”.

La ciudad tiene un aire peculiar. En sus calles confluyen gentes que hablan el francés y el flamenco (desde el XVIII primó la colectividad francófona) pero con una fuerte componente internacional, por el elevado número de funcionarios europeos que hablan todos los idiomas, especialmente el inglés.


El viejo centro urbano se aglutina en torno a la famosísima Grand Place, o Plaza Mayor, que –sin duda- es el lugar de mayor encanto de la ciudad. En torno a ella se encuentran magníficos lugares para gozar de la gastronomía y la amistad.

Muy cerca está la zona del parque de Bruselas y el Palacio Real, y algo más al exterior una serie de edificios de las instituciones europeas. La ciudad es capital administrativa de la Unión Europea desde 1958, los dias de la Comunidad Económica Europea.

Aunque el origen de Bruselas se remonta a finales del siglo VI, no es hasta mediados del XV cuando el desarrollo de la ciudad se consolida.

De esta época, precisamente, datan los edificios más antiguos. Junto a ellos destacan también los construidos a finales del siglo XIX, con Leopoldo II.
Un sino en su historia ha sido la pertenencia a diferentes países de manera sucesiva desde el comienzo de su existencia, lo que ha motivado el cruce de culturas que caracteriza a la ciudad.

Aunque inicia su desarrollo en el medievo, fue antes la sede de los celtas belgas, que sufrieron en su territorio el poderío del imperio romano de Julio César (año 57 a.C.).

El nombre de la ciudad está ligado al idioma flamenco y resulta de la unión de los términos “brock” (pantano) y “sali” (edificio), lógico para un lugar construido en una zona pantanosa a orillas del Senne.

Larga fue su historia hasta llegar en el XX a albergar los edificios administrativos más representativos de la Unión Europea.

El primer gran envite que recibe Bruselas procede de las huestes carolingias, que dominan estos territorios. Los duques de Borgoña son los continuadores que disfrutan de las excelencias belgas y que reúnen bajo una misma bandera la serie de territorios que tienen a su cargo y que denominan Países Bajos. Éstos ceden en el siglo XV ante el envite del imperio español.

Aprovechando la guerra de independencia contra España, los territorios del norte, se separan y forman la actual Holanda, antaño Países del Norte, en 1600.
España permanecerá en el territorio belga hasta 1714 cuando le toca el turno de dominación a Austria, que finaliza su ocupación en 1792 ante el empuje napoleónico.

Esta posesión terminará con el derrocamiento de la dominación francesa. Los últimos ocupantes del lugar serán los también vecinos holandeses que tendrán que marcharse de forma definitiva en 1830.

La independencia de Bélgica se produce en 1831, por lo tanto, hace poco mas de 170 años, cuando se transformó en una monarquía liberal y parlamentaria, la primera, por cierto, del continente europeo.

Esta monarquía hereditaria la inicia Leopoldo I, a quien le sucede su hijo, Leopoldo II, quien se erigió en el principal valedor de la mayoría de monumentos destacados que se conservan en la actualidad y que mandó construir el actual Parque del Cincuentenario, para conmemorar precisamente los 50 años de independencia (1881).

El siglo XX

A pesar de su independencia, Bélgica no se libró tampoco de las consecuencias de las guerras mundiales que asolaron Europa en el siglo XX y fue ocupada por las tropas alemanas en ambas contiendas: desde 1914 hasta 1918 y desde 1939 hasta 1945, bajo los reinados de Alberto I y Leopoldo III.

En 1950 es Balduino I quien asciende al trono y poco después el país se convertirá en la capital de la Europa occidental (1958), al acoger los centros administrativos de la UE.

También alberga este barrio de Bruselas el Parlamento de la nación y el flamenco y, sobre todo, el Palacio Real (terminado en 1865).

Este utlimo edificio destaca por sus espléndidas salas, que sólo se encuentran abiertas a los visitantes unos meses al año y que son recuerdo de una época en la que Bélgica llegó a ser la cuarta potencia comercial del mundo.

Tanto los parlamentos como el palacio se hallan divididos por el parque Warande, de proporciones exactas.

Restaría por visitar el lado artístico que está representado por los dos museos de reales de Bellas Artes. Por un lado, el de arte antiguo (pintores flamencos, Peter Paul Rubens o Anthony Van Dyck), y por otro el de arte moderno (Delvaux o Magritte).

Y quizá para finalizar esta visita parcial, no hay que olvidarse del Palacio de Justicia aunque sólo sea por haber sido en su día la mayor construcción civil de Europa.

Si lo que se quiere visitar es el lugar donde se encuentra enterrado otro excelente pintor, Pieter Breughel, éste se halla en la iglesia Kapellekerk, también en el Barrio Real. 

El Atomium de Bruselas, por su parte, puede considerarse junto con el Palacio de Justicia, la excentricidad belga.

Con sus 9 átomos aumentados nada menos que 150 billones de veces, sus 102 metros de altura y sus 2.400 toneladas de peso.

Construido con motivo de la Exposición Universal de 1958, fueron necesarios 15.000 trabajadores durante tres años para finalizar el monumento.

Se encuentra a las afueras de la ciudad, en el barrio de Heizel, dentro del Bruparck, y junto al estadio de fútbol y al parque Mini-Europe, que alberga representaciones en miniatura, en proporción de 25/1, de los símbolos más característicos del continente.

La entrada al Atomium no es barata pero siempre merece la pena adentrarse en este monumento, subir (en ascensor) hasta el átomo más elevado y disfrutar de unas magníficas vistas de la ciudad.

La comodidad es total ya que el descenso se efectúa mediante escaleras mecánicas y, a menudo, algunos de los átomos se convierten en salas de exposición.


Una opción para visitar Bruselas es hacerlo a pie, el punto de partida podría ser la imponente Grand Place, con sus edificios gremiales y el Ayuntamiento. Paseando por las calles más turísticas llegarás a la legendaria estatuilla del Manneken Pis, el niño que hace pipí. Los camareros de la mítica Rue des Bouchers te intentarán atrapar para cenar en una de sus terrazas, para degustar su plato más típico los mejillones con patatas fritas, pero podrás relajarte del bullicio en las Galerías de St Hubert, las primeras galerías comerciales cubiertas de Europa, o en el interior de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, famosa por sus vidrieras.

Siguiendo con una ruta a pie, puedes encaminarte hacia la Zona Alta pasando por el Sablon, un delicioso barrio conocido por sus mercados y tiendas de antigüedades, sus chocolaterías y callejuelas. Muy cerca se encuentra el Mont des Arts, con los Museos de Arte Antiguo y Moderno, la Biblioteca y el Palacio Real. No pierdas de vista el Museo de Instrumentos Musicales. Se trata de los antiguos almacenes Old England, construidos en hierro y cristal en estilo Art Nouveau. Vale la pena la vista desde el restaurante situado en la cúpula. Aunque la mejor vista panorámica se aprecia desde el mirador del Palacio de Justicia. Para volver a la Zona Baja, toma el ascensor de la calle. Te llevará hasta les Marolles, el barrio más tradicional de la ciudad, donde se celebran los famosos "marché de puces" o rastrillos.

Si tienes tiempo, aprovecha para llegar hasta los barrios de Ixelles o Saint Gillis. En ellos encontrarás numerosos edificios Art Nouveau y Art Déco, movimientos artísticos que tuvieron gran impacto en Bruselas gracias a su principal representante, Víctor Horta.


Otra manera divertida de recorrer el centro es siguiendo las fachadas pintadas con temas de cómic relacionados con la ciudad –hay más de 30- y finalizar en el Centro Belga del Cómic, otro buen ejemplo de arquitectura Art Nouveau. ¡No olvides que Bruselas es la capital de este arte!


En las afueras de la ciudad podrás pasear por el recinto de Bruparck, donde se encuentra el Atomium o por los parques y bosques que rodean la ciudad.


BRUJAS

Esta joya arquitectónica del Flandes medieval debe saborearse con calma.

Ocho siglos de historia contemplan esta ciudad de bolsillo.

Dejemos de lado la prisa para embriagarnos de su más pura esencia. De ello se da uno cuenta nada más dejar la plaza ’t Zand para sumergirse en su casco antiguo neogótico, envuelto en un mágico laberinto. Pese a que parezca que regresemos al pasado por un imaginario puente, el casco antiguo de Brujas palpita con corazón joven, el de las gentes que habitan sus regias casas, o que a diario se dejan ver por la plaza Markt, dispuesta a compartir terraza y cerveza con los foráneos que les visitan. Todo ello, en medio de una coreografía urbana en la que las bicicletas y los coches comparten las calles con los carruajes de caballos, testimonios de un majestuoso pasado.

No basta con una apretada jornada Quien crea que basta un día para conocer Brujas y poner la muesca en su agenda viajera, como “territorio conquistado”,caerá en el error de lo superfluo. Porque no es suficiente con fotografiarse ante la fachada del Ayuntamiento, o subir los 366 peldaños de la torre Belfort para decir que se conoce Brujas. Para ello hay que brujulear por la ’t Zand el día de su rastrillo de ropa y antigüedades, sentarse a meditar en los jardines del Beaterio, contemplando los cisnes del “lago del amor”
(Minnewater); o acudir al Muelle del Rosario (Rozenhoedkaai) para ver iluminado el rincón más bello de Brujas, con la Torre Campanario y otros edificios reflejados en las tranquilas aguas del canal Dijver, hasta que el barrido de una de las barcas turísticas diluya su imagen en un collage de colores que nos devuelve a la realidad del siglo XXI.
Delicioso epílogo para rematar el día Y como guinda, una suculenta cena en uno de los templos de su “nueva cocina”, De Florentijnen, sorprendiendo nuestro paladar con sutiles platos. Un toque de modernidad que podríamos compensar regresando a pie por las silenciosas calles, hasta el hotel que, para devolvernos de nuevo al espíritu medieval del principio, debería tener la apariencia de un palacio… o serlo.¡Dulces sueños!

Manel Antol


Brujas, la Venecia del Norte, es una ciudad amable, que conserva un rico legado de los tiempos –ya lejanos- en los que fue metrópoli potente, con un poderío económico que se vino abajo cuando perdió su cualidad portuaria.

Hoy Brujas tiene una vida apacible. La belleza de sus casas, el encanto de sus canales, el orgullo de sus viejos edificios, hace de la urbe un destino apetecible para muchos hombres amantes de la belleza y el arte. Desde el año 2000 esta vieja ciudad es Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Esta guía de brujas está realizada por Artemio Artigas

Brujas, en el norte de Bélgica, es una ciudad con sabor a historia.

El museo arqueológico de Brujas presenta diversos objetos de la época prerromana, que testifican la existencia de asentamiento de gentes que ya tenían contactos con la Galia y Gran Bretaña.

Sólo a partir del siglo IX se empieza a detectar un imparable crecimiento de esta ciudad, que debe su nombre a Bryggia, que en noruego antiguo significaba lugar para desembarcar o de atraque.

En el siglo IX los condes de Flandes establecen un primer castillo y se hace la primera muralla, y un siglo más tarde la urbe empieza a tener un gran mercado anual.

A partir del XI brujas se convirtió en un centro comercial internacional, merced a su calidad de ciudad costera. Allí se producían además magníficos paños. La familia Van der Beurse abrió una casa en la que se negociaba con productos y monedas. Fue a raíz de este establecimiento, del apellido del propietario, de donde derivó la palabra Bolsa, como punto de negocio. 

En el XIV Brujas seguía creciendo, y una segunda muralla tuvo que rodear al creciente casco urbano. Tenía entonces unos 45.000 habitantes y era una de las poblaciones más populosas de Europa.

Bajo dominio borgoñón, en el XV, en Brujas creció la economía y la cultura. Allí trabajaron hombres como van Eyck o Memling.

Diversos edificios dan fe de aquel esplendor gótico, que fue viniéndose abajo cuando la costa se fue alejando de la ciudad; bancos de arena y fango fueron cortando el acceso al mar y los canales no sirvieron para un tráfico que cada vez contaba con buques mayores. Decayó el comercio, en beneficio de Amberes, aunque Brujas siguió siendo un excelente centro artesanal para el tejido, el arte y singularmente la orfebrería.

De mediados del XVI a finales del XVII la ciudad estuvo bajo dominio español. A partir del XVIII pasó por diversas dominaciones en un proceso empobrecedor, hasta quedar como una reliquia, casi muerta, como la retrató Georges Rodembach en Brugges la Morte. Hoy es una ciudad que conserva el viejo encanto, y que ha sido reactivada mediante la cultura y el turismo. 

En la ciudad de Brujas se aúna el arte con un estilo de vida no estridente ni caracterizado por prisas. Tiene unos interesantes monumentos del periodo gótico y una buena serie de museos.

Pero además, Brujas tiene encanto para ser vista desde sus canales o incluso mediante los carruajes de caballos. También es muy corriente recorrer la ciudad en bicicleta. Muchos hoteles disponen de bicicletas para los clientes.

Por consiguiente más vale dejar el coche en uno de los numerosos aparcamientos cercanos al centro y disfrutar de la belleza de calles y canales de esta tranquila urbe.  

El verdadero centro de la ciudad de Brujas está en el espacio conformado por la Markt (Plaza Mayor) y la plaza Burg contigua.

Las fachadas le otorgan una bella armonía. El edificio más impresionante es el Campanario con su carillón. En medio de la plaza se halla la estatua dedicada a sendos héroes locales.

El campanario es el símbolo más popular de la ciudad, gótico, de los siglos XIII a XVI, con 83 metros de altura. Se trata de una poderosa torre de mas de 300 escalones. Alberga un pequeño museo dedicado al edificio y su historia.

Arriba, junto al carillón de la ciudad, de 47 campanas (27 toneladas de peso en total), se goza de una estupenda vista sobre la ciudad y su entorno

En esta plaza de Brujas hay varios elementos de interés: la basílica de la Santa Sangre, el Ayuntamiento, una antigua escribanía renacentista y un palacio del siglo XVI.

La basílica de la Sagrada Sangre está integrada por dos capillas superpuestas. La inferior es de 1150, románica, en tanto que la superior es neogótica.

En esta iglesia se venera una reliquia de la Sangre de Cristo, traída de Tierra santa por el Conde de Flandes, en la segunda cruzada. En torno a esta reliquia se celebra anualmente una solemne fiesta religiosa.

Tiene un pequeño museo con el notable relicario y algunos otros elementos de culto.

El Ayuntamiento es de final del siglo XIV, en estilo gótico florido. Su airosa verticalidad se realza mediante tres torrecillas. Es notable su sala gótica, con magnífica bóveda.

En la plaza destacan también la escribanía, renacentista, del XVI, con un museo provincial, y el antiguo palacio Brugse Vrije, del siglo XVI también, actualmente centro administrativo municipal. 

Es la iglesia más antigua de Brujas, corresponde a los siglos XI a XV, y ha sido recientemente restaurada.

Destaca su robusta torre, de 100 metros de altura, con torrecillas angulares que no son suficientes para hacer airosa la mole.

El templo tiene una interesante sillería, tumbas medievales y un museo con abundante colección pictórica. Cuenta con cuadros flamencos de autores como Dirk Bouts y Hugo van der Goes.  

Nuestra Señora de Brujas es un templo de los siglos XIII al XV, con una torre que destaca por sus 122 metros de altura, hecha en ladrillo.

Alberga un rico patrimonio pictórico con buenas tablas; una Madonna con niño, en mármol blanco, obra de Miguel Angel, y los mausoleos de María de Borgoña y Carlos el Temerario, del siglo XVI. También tiene otras tumbas pintadas, de épocas que van del XIII al XIV.  

Hay programadas sencillas excursiones por los canales de Brujas. Normalmente se desarrollan en todo el año, salvo los meses más duros de invierno, y tienen un recorrido de media hora.

El recorrido sirve para ver el centro de la ciudad con otra perspectiva, desde el nivel del agua. Es especialmente bello el tramo del canal que corre desde la plaza de Burg hasta la iglesia de Nuestra Señora.

Habitantes habituales de las aguas de Brujas son los cisnes. Estos animales tienen aquí una vieja leyenda.

En el siglo XV hubo una revuelta local contra Maximilano de Austria, a causa de una subida de impuestos. Entonces, los revolucionarios decapitaron a un alto dignatario cuyo escudo de armas llevaba un cisne. Dominada la revuelta, Maximiliano ordenó a los hombres de la urbe que a partir de aquel momento alimentaran a los cisnes de los canales, como forma de penar el crimen.

La oferta museística de Brujas es notable, y atestigua la época de pujanza de la ciudad, íntimamente vinculada a la pintura de los primitivos flamencos.

ombres como Van Eyck, Memling; Petrus Christus, Gérard David, Isenbrandt Ambrosius Benson o Jan Provost están ligados a la oferta museística del lugar.

El Groeningemuseum presenta una nutrida representación de todos estos citados. La sala de primitivos flamencos es excepcional. También tiene arte de épocas posteriores, hasta la actualidad.

El Antiguo Hospital de San Juan-Museo Memling, cuenta con seis magníficas obras del pintor, el relicario de Santa Úrsula y otros elementos diversos, entre ellos una curiosa farmacia del siglo XVII.

El museo Gruuthuse está en un viejo palacio, y cuenta con una magnífica colección de arte decorativo.

En la plaza Burg es necesario visitar la sala renacentista Brugse Vrije y la sala gótica del Ayuntamiento.

Otros museos son el del Diamante; el del campanario; el arqueológico, el del encaje, el Guido Gezelle, etc.  

No se agotan aquí los atractivos de esta bella ciudad. Esparcidos en su viejo casco se hallan algunos otros elementos de interés que cabe resumir:

* Espacios como la bella plaza de los Curtidores(huidenvettersplein), el Beaterio (Béguinage o Begijnhof).

* Edificaciones como las puertas de los viejos recintos de murallas, el palacio gótico de Gruutuse, la casa del Pelícano o los viejos molinos.

* Iglesias como San Walburge, Santa Ana, de Jerusalén, etc.  

Brujas, donde se aprecia y respira un ambiente romántico inserto en el pasado, apreciado en el presente. 

La estancia en Brujas se puede complementar con diversas alternativas.

En gastronomía, Brujas tiene fama por el chocolate y pralines. Hay excelente pastelería.

Hay aún sendas brasseries(cervecerías) que fabrican in situ sus producciones. La Gouden Boom es un autentico museo(Langestrat 47). La Straffe Hendrik (Walplein 26) ya se menciona en el siglo XVI. Sigue teniendo producción actual y un espacio museístico.

En materia de compras, hay excelentes tiendas en las calles que van desde la Plaza mayor a las puestas antiguas de la ciudad.

En ciclismo, destaca la abundancia de bicicletas y de lugares para alquilarlas. Se puede recorrer la ciudad y hacer excursiones por el entorno. Es bastante llano.

Zeebrugge, surgió en 1907. Es el puerto actual, unido por un canal a la vieja ciudad de Brujas. En Zeebrugge hay actividad. Barcos hacia Inglaterra y otros lugares de Europa, cruceros, movimiento industrial… y playas que pueden servir en el verano para tomar el sol y pegarse un bañito. 

GANTE


Para los alquimistas la materia está formada por los cuatro elementos; agua, tierra, aire y fuego . Gante los tiene todos y los combina con elegante precisión.

El líquido elemento

El río Lys y el Escalda se unen en plena ciudad y marcan el pulso de su vida. Mientras la mañana es señorío de mercaderes y la tarde de turistas, el crepúsculo es propiedad de estudiantes que invaden las orillas a fuerza de cervezas. Luego, la madrugada es feudo de los rezagados, de las últimas olas de la noche.

El agua, en Gante, es el sino social.

El fuego de la vida

Los habitantes de Gante están orgullosos de su memoria histórica. Su amor por la ciudad se les inflama en sus palabras y gestos: son apasionados. Ese fuego les viene de cuando se convirtieron en los primeros trabajadores del planeta (sin exagerar) en luchar por sus derechos. En julio de 1302, los ganteses más pobres se unieron y se enfrentaron contra el numeroso ejército francés. Para el asombro de toda Europa,se defendieron y triunfaron, sentando, para siempre, un precedente de defensa de los derechos de la clase trabajadora… y también el antecedente de su fuerte personalidad.

Como el aire

Gante expande sus dominios desde sus torres y campanarios.

De un modo mágico parece que flotase. Ahí está, sobresaliendo del cielo y el suelo la torre Belfort, de unos cien metros.

La iglesia de San Nicolás también se eleva por los aires y su torre es el perfil de la ciudad y hoy es dueña del horizonte.

La tríada la completa la catedral de San Bavón con su alta arquitectura…pero también con su dimensión artística, a través de La Adoración del Cordero Místico de los hermanos van Eyck.

La tierra prometida

Gante hunde sus raíces en la tierra más real; cal, gravilla, cemento.

Con estos materiales se levantó el Graslei, la verdadera base de la ciudad. Así aparecen, la casa de los Masones, o la casa más antigua del conjunto: el granero, del siglo XII. Quizás, si mezcláramos el fuego indómito de los ganteses, el agua de sus ríos, el etéreo levitar de sus torres y su pasado de granos y de hierbas,obtengamos con la poción de la vida eterna. O quizás no, pero sin duda la incursión en esta alquimia perfecta habrá valido la pena.

Juan Scaliter

La ciudad de Gante, Ghent en idioma flamenco, se encuentra al este de Flandes y recibe su nombre de la palabra celta que significaba confluencia (ganda) en alusión a la unión de los ríos Lys y Escalda.

La urbe conserva notable interés histórico y artístico, con excelentes edificios que recuerdan la época -fin de la Edad Media- en la que era una de las mayores poblaciones de Europa. Además, la ciudad resulta animada, con vida nocturna y festiva.

La ciudad portuaria de Gante, Bélgica, tiene una notable historia. En ella nació Carlos V (I de España). Hoy sigue siendo una urbe de gran atractivo por su universidad, su cultura y por su excelente colección de edificios.

Gante, a 50 kilómetros de Bruselas y Brujas, es hoy una ciudad llena de movimiento y efervescencia.

Sus habitantes, alrededor de 250.000, no dudan en salir a la calle, llueva o haga frío, para disfrutar durante todo el año de las numerosas terrazas al aire libre y de los rincones con encanto que tiene la urbe.

La Universidad de Gante supone además un soplo de frescura, pudiéndose ver a numerosos estudiantes que pasean por la ciudad en el medio de transporte por excelencia, la bicicleta. Estos jóvenes animan, no sólo el día, sino también la noche gantesa, llenando los bares de moda de las zonas de fiesta.

Es ésta una ciudad portuaria, cuya historia se encuentra ligada a los ríos Lys y Escalda. De hecho, es aconsejable moverse por ella mediante “Barco-Taxi”, una manera rápida y diferente de recorrer y conocer Gante. Estos pequeños botes, perfectos para visitas en grupo o para desplazamientos individuales, tienen banderas de diferentes países, con las que sabremos si el “Barco-Taxista” habla nuestro idioma o no.

En la actualidad, Gante está dividida en dos zonas o barrios, el Centro Histórico y el Barrio de las Artes. En el primero encontraremos los monumentos y edificios de obligada visita, mientras que en el segundo podremos descubrir los museos más importantes de la ciudad.

La historia de Gante comienza en el año 630, cuando San Armando eligió la confluencia de los ríos Lys y Escalda para la fundación de una abadía.

Fue durante la Edad Media cuando Gante se convirtió en una de las principales ciudades Europeas, con un número de habitantes superior a ciudades como Londres.

Una primera mirada a la urbe nos habla de un pasado próspero, y de una economía rica, basada principalmente en el comercio marítimo. De sobra son conocidos los famosos paños de Gante, que eran exportados a países como España o Inglaterra para el deleite de los cortesanos y de las damas de alta alcurnia.

El poder económico y político residía en familias de ricos comerciantes, aunque con el tiempo, concretamente en el siglo XIV, los gremios y artesanos fueron adquiriendo mayor fuerza, por lo que Gante obtuvo un gobierno más democrático.

Los ganteses lucharon una y otra vez, en la Guerra de los 100 años, la Batalla de las Espuelas de Oro o la Batalla de Gavere, por sus derechos, pues se mostraban reacios a perder sus privilegios y el poder que habían acumulado a lo largo del tiempo.

De hecho, con Carlos V, a mediados del siglo XVI, los habitantes de la ciudad fueron castigados, al sublevarse contra el emperador, porque les exigía ayuda económica para sus guerras contra Francia.

Los ganteses fueron humillados por su actitud. La campana Roeland, símbolo de la independencia de la ciudad, fue descolgada del campanario y destruida. Muchos habitantes sufrieron la horca, y otros tantos fueron apresados y obligados a pedir clemencia al emperador con una soga al cuello. A raíz del incidente, Gante pasó a ser una ciudad de segunda, y comenzó su declive económico.

La expresión “tener la soga al cuello” parece que proviene del castigo que Carlos V aplicó a los habitantes de la ciudad, obligándoles a pasear descalzos, vestidos con una camisa y con la soga alrededor del cuello.

Tras el declive, Gante empezó a resurgir ya en el siglo XVIII, gracias a la fundación de la Universidad y a la recuperación económica que supuso el canal Gent-Terneuzen.

Son obligatorias las visitas tanto al Centro Histórico, que alberga los monumentos y edificios más importantes de Gante, como al Barrio de las Artes, con los principales museos.

Gante fue residencia de los Condes de Flandes, que habitaron a lo largo de la historia en el Gravensteen, o Castillo de los Condes, una impresionante fortaleza que data del siglo XII.

Esta fortaleza medieval, mandada construir por Felipe de Alsacia, se encuentra en pleno centro de la ciudad, y está rodeada por un foso. Además de servir como hogar de los Condes de Flandes, el Gravensteen ha alojado en su interior la Casa de la Moneda, una prisión, e incluso sirvió durante un tiempo como fábrica de algodón.

Sus muros albergan una sorprendente colección de armas e instrumentos de tortura, torniquetes con los que se aplastaban los pulgares, una guillotina... y desde sus almenas, en la parte superior de la torre del homenaje, uno puede contemplar una vista fascinante.

Durante el fin de semana los visitantes pueden experimentar la sensación de haber viajado atrás en el tiempo, ya que caballeros medievales pasean por el castillo, ataviados con sus cotas de malla y espadas.

El campanario Municipal o Belfort es una majestuosa obra del siglo XII, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el año 1999.

La Torre Municipal de Gante era símbolo de la independencia de la que gozaba la ciudad en el pasado. Hoy forma, junto a la de la Catedral y la de la iglesia de San Nicolás, el grupo de “las tres torres”, que destaca en el horizonte gantés.

Esta torre fue construida con el objetivo de guardar en su interior los derechos municipales adquiridos en 1180. Estos derechos municipales se encuentran actualmente en la “Caja Negra”, el moderno archivo municipal de Gentbrugge.

La cúspide del campanario se encuentra coronada por el poderoso dragón de Gante, de unos 400 kilos, que vela y protege a sus habitantes.

En la torre estaba la campana Roeland, que avisaba a los ganteses, hasta la llegada de Carlos V, de la aproximación del enemigo, de las ejecuciones capitales, de la llegada de ilustres huéspedes y del comienzo de las fiestas de la ciudad.

Adosada a la torre se encuentra la Lonja del Paño, que rinde homenaje a la industria textil, uno de los pilares de la economía de la ciudad en el pasado.

Este edificio de estilo gótico alberga entre sus muros tesoros artísticos como La Adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck.

En San Bavón se celebró en el año 1500 el bautizo de Carlos V, en plena transformación del templo del estilo románico al gótico. El emperador financió durante toda su vida las obras del edificio, que a su muerte, cincuenta y ocho años después, no se habían finalizado, por lo que fue imposible celebrar en él su funeral.

La Catedral es de origen románico, aunque de este estilo tan solo conserva hoy la cripta. El edificio cuenta con un altar mayor barroco realizado en mármol, un púlpito de roble y mármol de estilo rococó y obras maestras como “La Entrada en el Monasterio de San Bavón” de Rubens, el tríptico de “El Calvario”, de Justus Van Gent, o el políptico de “La Adoración del Cordero Místico” de los hermanos Van Eyck.

“La Adoración del Cordero Místico” es una obra maestra firmada por los hermanos Van Eyck en 1432. Este retablo, máximo exponente el arte flamenco primitivo, sobrevivió a las guerras de religión, cayó en manos de Napoleón y fue reclamado por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial.

El políptico descansa ahora en su hogar, la Catedral de San Bavón, aunque una de sus tablas, la de los “Jueces Integros” se trata de una reproducción, ya que la original fue robada en el año 1934, noticia que fue portada de numerosas publicaciones de todo el mundo.

Durante la celebración de las fiestas de Gante (la tercera y cuarta semana de julio) se puede subir a ver la vista de la ciudad desde la torre de la Catedral, con sus 444 escalones de altura.

La Catedral de San Bavón es además mausoleo de los obispos de Gante.

El ayuntamiento, o Stadhuis, de Gante muestra a primera vista el poderío que ostentaba la ciudad antaño.

El exterior del Ayuntamiento de Gante nos invita a descubrir los distintos estilos arquitectónicos imperantes entre los siglos XV y XVIII. Su elaboradísima fachada en la calle Hoogpoort es de estilo gótico flamígero, mientras que la fachada que da al Botermarkt es de sobrio estilo renacentista.

El interior sólo puede ser visitado con la compañía de un guía. Una visita que merece la pena, dada la gran variedad de estilos que conviven en el edificio.

Muchos puntos de interés: La Sala del Arsenal y su bóveda de madera, la Sala de la Pacificación, con un suelo realizado en baldosas blancas y negras que representan un laberinto hacia la felicidad y la justicia, la Capilla Nupcial, en la que destacan seis vidrieras que muestran a los condes de Flandes, y la Sala del Trono, que alberga el majestuoso trono en el que tuvo lugar la investidura de José II en 1781.

De gran riqueza es la fachada de este edificio, en el que Apolo, las Musas y la Diosa Armonía dirigen su mirada a la Sint-Baafsplein.

El edificio, de finales del siglo XIX, alberga la sede del teatro municipal NTGent, que representa obras tanto flamencas como internacionales.

En la Plaza de San Bavón, además del Teatro, se encuentran la Catedral de San Bavón y el Campanario Municipal.

La iglesia de Sint Niklass o San Nicolás, en Gante, es una edificación gótica que data de la primera mitad del Siglo XIII.

El estilo gótico utilizado en San Nicolás es el denominado “gótico de Escalda”, que se caracterizaba por la utilización de una piedra azulada calcárea, procedente de la zona de Tournai, una ciudad a orillas del río Escalda.

El templo recibe el nombre del patrono de los comerciantes, san Nicolás, ya que fueron estos mismos los que impulsaron la obra.

Destaca su fachada, de verticalidad acusada; su torre central, que se eleva por encima del crucero, y sus gran luminosidad, gracias a la torre del crucero, que actúa como linterna natural, dejando penetrar los rayos del sol e iluminando el interior del edificio.

La Iglesia de San Miguel o Sint Michiels, en Gante, es un edificio de grandes dimensiones realizado en estilo gótico y con elementos barrocos.

La buena situación económica que vivía Gante en aquella época dio lugar a edificaciones de gran tamaño y riqueza. Esta iglesia es un claro ejemplo, aunque su torre, que en un principio estaba pensada que llegase a medir nada más y nada menos que 134 metros, se quedase en unos 24 metros aproximadamente.

En el interior del edificio se pueden contemplar esculturas y cuadros como el “Cristo en la Cruz” de Anton Van Dyck, artista flamenco originario de Amberes y reconocido por sus retratos de corte.

Este puerto medieval se encuentra en pleno corazón de Gante.

Merece la pena la caminata a lo largo de este paseo, en el cual encontraremos la Casa Gremial de los Medidores de Granos, la Casa Gremial de los Marineros Libres o el Almacén de Trigo entre otras edificaciones, todas ellas testigos del florecimiento de la economía gantesa durante la Edad Media.

Es este el lugar preferido por la mayoría de los habitantes de Gante, y es muy normal ver a jóvenes y mayores comiendo en las terracitas de los restaurantes, o simplemente disfrutando del aire fresco a la orilla del río.

Es también muy interesante la visita a los muelles al anochecer, ya que los edificios cobran magia gracias al Plan de Luz de Gante, destinado a revitalizar la ciudad. La luz resalta pequeños detalles que durante el día el viajero no percibe; marcando los volúmenes arquitectónicos y logrando, junto al agua y el reflejo de las fachadas de las edificaciones, un impresionante efecto.

La Lonja de la Carne, la Casa Gremial de los Albañiles, el Castillo de Gerardo el Diablo, el Antiguo Edificio de Correos, la Vrijdagmarkt... Gante tiene atractivo para días de estancia.

Pasear por las calles de Gante es enriquecedor. Magnificos monumentos, edificios en condiciones de conservación perfectas, y todo ello con la belleza añadida de los ríos Lys y Escalda.

Desde el Puente de San Miguel se obtiene una impresionante panorámica de la ciudad, el conjunto de las tres torres alineadas, el Antiguo Edificio de Correos, hoy convertido en un Centro Comercial, El Castillo de los Condes, la Iglesia de San Miguel...

La Lonja de la Carne, construida a principios del siglo XV, era el único lugar en el que los ganteses podían comprar, por motivos de control higiénico, la carne. Hoy se pueden degustar en ella el jamón Ganda (del cerdo flamenco) y otras especialidades de la zona.

Frente a la iglesia de San Nicolás se encuentra la Casa Gremial de los Albañiles, una curiosa edificación coronada por las figuras de seis bufones bailarines. En la actualidad, el edificio es propiedad de la Federación de Turismo de Flandes Oriental.

El Castillo de Gerardo el Diablo es una fortaleza del siglo XIII que ha sido utilizado para distintas funciones. Desde principios del siglo XX acoge el Archivo de Estado. Tras el Castillo se encuentra el Palacio Episcopal, de finales del siglo XIX.

Para aquellos que quieran conseguir una experiencia de compras distinta, es recomendable una visita al Antiguo Edificio de Correos o Korenmarkt, que alberga en la actualidad un Centro Comercial, con reconocidas tiendas y restaurantes.
Es también necesaria una visita a la Vrijdagmarkt o Plaza del Mercado de los Viernes; el centro socio-político de Gante, y el lugar en el que eran recibidos los soberanos, resueltos los conflictos y celebradas las fiestas de la ciudad.

En esta plaza se encuentra la estatua de Jacobo de Artevelde, un comerciante gantés que consiguió que Inglaterra suprimiera el bloqueo de importación de lana inglesa. Pasado el tiempo, y tras descubrir que Eduardo III de Inglaterra no cumplía con su promesa, Artevelde fue asesinado por sus conciudadanos.

Ocio y gastronomía de la ciudad flamenca de Gante.

Gante es una ciudad pensada para ser recorrida a pie, en bicicleta o en barca. Los automóviles son aquí un medio de transporte non-grato.

El tiempo, casi siempre húmedo, hace de la urbe un vergel, con agradables parques y rincones que descubrir y disfrutar. El Parque del Rey Alberto, el Parque de Baudelo o el Jardín Botánico de la Universidad de Gante son algunos de los pulmones de la ciudad. Además, para aquellos amantes de la flora, es importante no perderse los domingos el Mercado de las Flores de la Plaza de Kouter, de fama más que merecida.

Entre visita y visita a los edificios más emblemáticos de Gante, el viajero puede hacer una deliciosa pausa degustando la famosa cerveza belga en una de las numerosas terrazas con encanto que encontrará durante su recorrido. Rubia, tostada, blanca de trigo... las opciones son ilimitadas, por lo que hacer una degustación es la mejor idea.

Que Gante sea una ciudad portuaria influye por supuesto en los platos típicos de la zona. El pescado es el protagonista absoluto, aunque también las carnes aquí son de gran calidad. La mantequilla no puede faltar en la mesa, y con ella se pueden lograr deliciosas salsas de acompañamiento.
El postre no tiene por qué limitarse al chocolate belga, existen otros dulces típicos de la zona que satisfarán los paladares más golosos.

Las narices, o Cuberdons, son caramelos muy dulces, realizados con savia de un árbol originario de Colombia, y rellenos de una especie de mermelada de frambuesa. Hay puestos a pie de calle en los que poder comprar cucuruchos de narices, aunque si se quieren degustar de verdad, es preferible comerlas en un buen restaurante. Son también típicas las galletas de azucar y almendras.

Los amantes de la mostaza picante encontrarán en Gante un lugar de visita obligatoria. En la Groetenmarkt, justo enfrente de la Lonja de la Carne, podrán comprar, en una tienda de color verde, con un letrero que reza “Vve Tierenteyn-Verlent”, la mostaza artesanal más rica de Gante.

Una buena fecha para visitar Gante es durante la segunda quincena del mes de julio, época en la que se celebran las fiestas de la ciudad, que conmemoran la insurrección de los habitantes de Gante frente al Emperador Carlos V. Durante diez días, los ganteses aprovechan el buen tiempo para salir a la calle y disfrutar de actuaciones, verbenas, teatro callejero, conciertos y muchas otras actividades al aire libre.



AMBERES



Si se pudiera atribuir a las ciudades cualidades humanas , sería justo señalar a Amberes como una urbe franca y siempre rompedora.

Un primer contacto con la “capital” flamenca nos permite desterrar la imagen que la asociaba con la vida portuaria.

En los últimos tiempos, sin embargo, Amberes se ha dado a sí misma la oportunidad de crecer. El potencial del principal centro mundial de comercio y talla de diamantes siempre ha estado ahí: su visión vanguardista y su riqueza patrimonial no han variado, pero sí sus ganas de estar a la cabeza del Viejo Continente.

Resulta sorprendente el cambio experimentado por la ciudad en tan sólo unos lustros. Muchos relacionaran esta transformación con el Flanders Fashion Institute y los “Seis de
Amberes”, pero lo cierto es que la urbe ha volado con alas propias, dejándose llevar, casi siempre, por una especie de sexto sentido. Quizás por esa razón, sólo aquí podría convertirse una iglesia barroca en una sala de conciertos – Sint-Augustinus – y unos muelles abandonados – Het Eilandje – en el barrio de moda más codiciado por la burguesía.
Los perfiles de la ciudad son cada vez más heterogéneos mostrando una inusitada capacidad de convivencia serena. La imponente fachada de la Estación contrasta con las agujas y la torre de la gótica catedral de Nuestra Señora; con las mansiones modernistas de la avenida Cogels-Osylei. La urbe ha sabido abandonarse a manos expertas, redibujando así una y mil veces su trazado con el cambio de los tiempos.

Dejarse llevar por el azar en Amberes resulta siempre la apuesta acertada, porque sólo así uno logra descubrir todo lo que ésta tiene que ofrecer, ya sea entre las umbrías callejas empedradas del casco viejo o en la ciudad del futuro, a lo largo de la margen derecha del río. El dominical mercado de los pájaros en Theaterplein, los anticuarios de Kloosterstraat, el vaivén de turistas y estudiantes en el Museo de la Moda… Todos sus semblantes quedan entonces a la vista y la gran dama flamenca se nos aparece entonces, animada y vitalista, para demostrarnos que la huella mediterránea está presente aquí.

Teresa Plaza

Amberes es, además de la urbe más grande de Flandes, la ciudad de Rubens, el centro mundial del diamante y la cuna de la moda belga.

La riqueza de esta ciudad está patente en cada una de sus calles, con edificios señoriales, palacios, iglesias y otros templos. Su clima marítimo moderado está influenciado por el paso del Escalda a través de la urbe, que con casi 500.000 habitantes se ha convertido en la segunda ciudad más poblada de Bélgica.

El símbolo de Amberes es una mano cortada. La leyenda cuenta que el Escalda estaba hace tiempo dominado por el gigante, Duroon Antigoon, que exigía que todo aquel que pasara por el río le pagase un peaje, Aquel que se negase, corría el riesgo de que el gigante le cortara la mano. Esta cruel costumbre se vio finalizada cuando Silvio Brabo, un centurión romano, consiguió matar al gigante y arrojó su mano cortada al Escalda.

Como recuerdo, queda una fuente de bronce, realizada en el año 1887 por el escultor amberino Jef Lambeaux, situada en la Plaza Mayor de la ciudad. Se trate de un cuento o no, los habitantes de Amberes aún siguen honrando y agradeciendo a Silvio Brabo su liberación.

Debido a un pasado profundamente ligado a España, Amberes es la ciudad de los “sinjoren”. Es este un sobrenombre de procedencia española, derivado del vocablo castellano “señor”.

Pero la historia del lugar comienza mucho antes, pues existen restos de la era galo-romana , que atestiguan que la zona junto al recodo del Escalda ya se encontraba habitada en los siglos II y III de nuestra era.

La población vivió su primer periodo de expansión económica, en el siglo XIV, pasando a ser el corazón financiero de Europa occidental, gracias a su importante puerto marítimo y a su mercado de lana. Esta situación se vio interrumpida cuando la ciudad fue anexada al condado de Flandes, y perdió gran parte de sus privilegios.

Cincuenta años después, con el comienzo del Siglo de Oro, Amberes se convierte en “La ciudad más bella del mundo”. Los pintores Quinten Metsys, Bruegel, el impresor Plantin, y los humanistas y científicos Lipsius, Mercator, Dodoens y Ortelius son algunos de los nombres más famosos de aquella época.

En la segunda mitad del siglo XVI, concretamente en el año 1585, se produce la llamada Caída de Amberes, pues la ciudad se encontraba en el centro de la lucha político-religiosa entre el Norte protestante y la España católica.

Tras la Caída, Amberes queda controlada por Felipe II y los Países Bajos del Norte cierran el Escalda. Este desastre conllevó una despoblación de la ciudad, que fue abandonada tanto por los protestantes, como por buena parte de la elite comercial e intelectual de la ciudad. Aún así, continuó la expansión cultural con importantes pintores de la talla de Pedro Pablo Rubens, Anton Van Dyck, Jacob Jordaens o David Teniers el joven.

Desde ese momento, Amberes se convierte en una ciudad de provincia, y sufre en tiempos de Napoleón la devastación y el expolio de obras de arte.

Ya en el siglo XX, y después de las dos guerras mundiales, la metrópoli vuelve a experimentar un crecimiento económico y encuentra el reconocimiento internacional gracias a su riqueza histórica y cultural.

Edificaciones palaciegas, museos, iglesias, barrios... Amberes es una ciudad repleta de puntos de interés para el viajero en Flandes.

La Onze-Lieve-Vrouwekathedraal de Amberes empezó a construirse en el año 1352. El templo, de grandes dimensiones, mide 123 metros de altura y tiene nada menos que siete naves.

Nuestra Señora de Amberes pasó a ser Catedral en el año 1559. En la actualidad, no quedan muchos restos del mobiliario original, y los últimos vestigios de la edificación original fueron derribados a finales del siglo XV.

El templo tardó en construirse aproximadamente 169 años. Tras este periodo se trató de realizar una gigantesca ampliación, que quedó del todo paralizada tras un gran incendio en la nave principal de la iglesia.

A pesar de los varios saqueos sufridos a lo largo del tiempo, el edificio alberga tesoros de gran valor, como la obra maestra “El Descendimiento de la Cruz” de Rubens.

Además, en la actualidad, la Catedral se encuentra en su mayor momento de esplendor, gracias a una meticulosa restauración durante 20 años.

La iglesia de Sint-Pauluskerk de Amberes formaba originalmente parte de un extenso convento dominico.

Esta iglesia, que data de 1751, ha sufrido numerosas calamidades y desastres, entre ellos los incendios de 1679 y 1815. El templo fue, además, expoliado por los franceses, que se llevaron varias de las obras de arte que en él se guardaban.

Actualmente la iglesia, restaurada, poseé unas 50 grandes obras, más de 200 esculturas, altares barrocos, un mobiliario de excelente factura y un órgano (considerado uno de los más importantes del país) que data del siglo XVII.

Entre los artistas representados en San Pablo se encuentran Van Dyck, Rubens, Jordaens, Teniers, Van Milden, Verbruggen o Van Baurscheit.

La iglesia Sint-Andrieskerk de Amberes, construída en estilo gótico florido, cuenta con una superestructura de estilo barroco florido.

San Andrés fue inaugurada en el año 1529.

Sus mayores atractivos y curiosidades son su interesante torre (que se mantiene en pie a pesar de las guerras, bombardeos y disparos a los que ha tenido que hacer frente), el altar mayor, que data del siglo XVII, el valioso armario de las reliquias de los XXXVI Santos, un púlpito del 1821, una lápida en conmemoración de la Reina Mary Suart de Escocia y una estatua de San Pedro perteneciente a Artus Quellin el Viejo.

Otros templos religiosos interesantes en Amberes son Sint-Jacobskerk (San Jaime) y Sint-Carolus Borremeuskerk (San Carlos Borromeo).

En San Jaime (construida entre 1491 y 1656) el visitante podrá visitar la tumba del artista Pedro Pablo Rubens. El templo cuenta con una rica decoración, pues fue financiado por la alta burguesía de la ciudad.

Por otra parte, San Carlos Borromeo (edificada entre 1615 y 1621) poseé una fachada barroca muy interesante, en cuya realización participó Rubens.

Capítulo aparte merece la vida del artista Pedro Pablo Rubens, uno de los mayores iconos de la ciudad de Amberes.
Pedro Pablo Rubens nació en Westfalia (Alemania), en el año 1577. Sus padres eran de Amberes, lugar al que con la edad de 10 años llegaría el artista con su madre, tras la muerte de su padre.

La educación del artista fue muy amplia. Inició estudios de pintura en el taller de Verhaecht, y luego pasó al lado de otros dos maestros locales. Cuando cumplió la veintena ya era considerado un excelente pintor por sus cohetanios

Tras una gira por Italia y España, vuelve a Amberes donde se casa con Isabel Brandt. El artista atiende a una gran clientela de la burguesía local, y los gobernadores de Amberes le eximen de pagar impuestos, para evitar que se marche, dado que su fama es conocida por toda Europa y sus servicios son muy reclamados.

Dominaba seis idiomas y era una especie de gran maestro de la cultura. Su estilo, barroco, complejo y apasionante estaba lleno de exhuberancia, luz y carnalidad.

El pintor falleció en la propia ciudad de Amberes en 1640. Diez años antes se había casado por segunda vez, con Elena Fourment. Era un ser enormemente vital, arrollador, que desplegaba una inusual actividad, y que amaba por igual la pintura y la palabra, ya que se conservan de puño del artista numerosas cartas y apuntes.

En Amberes se puede visitar la Rubenshuis, una edificación con aire de palacete dónde se encontraban la vivienda y el taller del pintor. La casa poseé un patio interior, un pórtico barroco y un jardín de estilo renacentista diseñador por el maestro.

Su interior alberga unas diez obras de Rubens, un autorretrato, Adán y Eva en el Paraíso, La Batalla de Enrique IV o un retrato de Antón Van Dyck de cuando aún era un muchacho. Hay también numerosos objetos de la época, como una silla que usaba Rubens como decano de su gremio.

La Plaza Mayor nos muestra la riqueza y el poderío de los distintos gremios de la ciudad de Amberes.

La Plaza Mayor de Amberes es un fantástico ejemplo del poder político de la ciudad. Las casas gremiales, soberbias construcciones llenas de decoraciones doradas, y por supuesto, el Ayuntamiento.

El Ayuntamiento, que fue construído entre los años 1561 y 1565 por el arquitecto Cornelis II Floris de Vriendt junto al italiano Nicolo Scarini, está realizado en un estilo arquitectónico novedoso para la época y muy imitado posteriormente, el estilo renacentista italo-flamenco.

El barrio del “Zuid” es actualmente uno de los más atractivos y en auge de la ciudad de Amberes.

Relacionado con el mundo cultural de Flandes, la zona “Zuid” (sur) de Amberes es sinónimo de vanguardia, arte y estilo de vida bohemio.

El barrio cuenta con un ambiente especial que atrae irremediablemente al visitante. Hace años fue el hogar de multitud de artistas, desde poetas hasta actores o pintores. Este hecho se ve claramente reflejado en las edificaciones del lugar, llenas de exquisitez arquitectónica y bellos ejemplos del Art Nouveau y del Clasicismo.

El Koninklijk Museum Voor Schone Kunsten (Museo de las Bellas Artes de Amberes) se encuentra en las proximidades.

El Koninklijk Museum Voor Schone Kunsten de Amberes guarda obras de arte de dentro y fuera de la región que datan desde el siglo XIV hasta nuestros días.

El Real Museo de las Bellas Artes de Amberes se encuentra en la actualidad cerrado hasta finales del 2017 por motivos de reforma. Aún así, es posible contemplar algunos de sus fondos gracias a su exposición en diversos puntos de la ciudad . Permanecen abiertos el archivo y la librería del museo.

El museo conserva alrededor de 7600 pinturas, esculturas, dibujos y estampaciones. Pintura flamenca primitiva, Jan Van Eyck, Bruegel, Anton Van Dyck obras de Pedro Pablo Rubens y del Barroco, Herni De Braekeleer y el expresionismo flamenco y la mayor colección del mundo de Rik Wouters. También atesora pinturas de Jean Fouquer, Tiziano, René Magritte y Modigliani y esculturas de Zadkine o Rodín.

Una increíble edificación con cinco salas de museos para exposiciones semi-permanentes y una para exposiciones temporales, cuya misión es la de ofrecer una visión de la ciudad de Amberes, su historia y su conexión con el mundo.

En el puerto de Amberes se encuentra el recientemente inaugurado museo MAS. Una impresionante torre de sesenta metros que alberga un café, una tienda de regalos, un depósito, seis salas expositivas, y un restaurante-terraza con vistas a la ciudad y al río Escalda.

El MAS explica la historia de Amberes y su gente, con una visión del mundo llena de diversidad y respeto por las diferentes culturas. Entre los fondos del museo se encuentran las colecciones del Museo Marítimo, el Museo del Floclore, el Museo Etnográfico, y parte de la colección del Museo Vleeshuis.

En Amberes nació la moda belga. Nombres reconocidos internacionalmente, como Dries Van Noten, Dirk Bikkembergs, Raf Simons o Petter Pilotto, hacen totalmente necesaria la existencia del MOMU.

Amberes poseé una impresionante lista de diseñadores que han triunfado más allá de sus fronteras. Estos creadores han dado prestigio a la ciudad, y la han convertido en el centro de las tendencias.

El ModeMuseum o MOMU se encuentra situado en pleno corazón de la moda belga, en la avenida de paseo Nationalestraat. El museo comparte la calle con las tiendas e instituciones más vanguardistas de la ciudad: el Palacio de Moda de Dries Van Noten, la boutique de Walter Van Beirendonck, el Flandes Fashion Institute o la Escuela Superior Artesis con su “Academia de Moda”.

En el MOMU el visitante podrá disfrutar de exposiciones temporales y de la colección atesorada por el museo desde su apertura.

Una colección de unos 25.000 objetos, entre los que se encuentran prendas de ropa, zapatos, accesorios, tocados... Su política es la de coleccionar desde vestiduras históricas (sus piezas más antiguas datan del siglo XVI), hasta piezas contemporáneas de diseñadores como Dries Van Noten, Yohji Yamamoto, Bernhard Willhelm, Ann Demeulemeester.. y mantenerlas en las mejores condiciones posibles.

Amberes es sin lugar a dudas la ciudad del diamante, con una cifra de ventas anual de aproximadamente 39.000 millones de dólares.

Cerca de la Estación Central de Amberes, y en un radio de apenas un kilómetro cuadrado de superficie, se encuentra el mayor centro diamantífero del mundo, y es que la ciudad de Amberes acoge 4 Bolsas del Diamante, más de 1.500 empresas, 350 talleres y varias escuelas donde se enseña el arte de pulir diamantes.

Aproximadamente de cada 10 diamantes que hay en el mundo, 7 han pasado por Amberes, lo que hace que los precios con los que uno se encuentra allí sean muy competitivos.

Cinco siglos de tradición y los sellos internacionales “Antwerp Quality” (calidad de Amberes), y “Cut in Atwerp” (Cortado en Amberes), avalan el alto nivel de calidad y el saber hacer de los miles de diamantistas que trabajan en el sector.

El Museo del Diamante de Amberes (Diamantmuseum), está dedicado a la historia del diamante, el tallado y la labor artesanal en la región. Entre algunas de sus piezas más representativas se encuentra una réplica de las joyas de la Corona Británica con dos de los diamantes más grandes del mundo. Además, los visitantes pueden ver cómo talladores profesionales trabajan esta piedra preciosa allí mismo, y también adquirir joyas a precios bastante asequibles.

Junto al Museo del Diamante se encuentra el bello Zoo de Amberes, que con más de cien años de historia es uno de los zoológicos más antiguos de Europa.

Tanto si se va acompañado de niños como si no, es recomendable realizar una tranquila visita al Zoo de Amberes, fundado en el siglo XIX. La visita lleva su tiempo, pero merece la pena dedicar una mañana a pasear y disfrutar con la fauna que ofrece el lugar.

El zoológico es el hogar de numerosas especies animales, pingüinos, leones, hipopótamos, jirafas, elefantes... así hasta 6.000 animales.

Las instalaciones permiten que los animales que viven en el centro se encuentren en las mejores circunstancias, ya que el Zoo colabora con programas de cría de animales en peligro de extinción, por lo que recrea sus hábitats naturales con todo lujo de detalles.


Tras la visita al Zoo, si el visitante aún tiene ganas de más, puede cruzar la plaza de la Estación y descubrir Aquatopía, con más de 10.000 especies de peces exóticos.

Ocio y Gastronomía en la ciudad más grande de Flandes, Amberes (Antwerpen).

Pasear por Amberes es una delicia, pues cada rincón nos muestra un poco de la historia del lugar y de su antiguo esplendor artístico. Pero Amberes ofrece aún más al visitante, ya que la ciudad está llena de vida, gracias a sus restaurantes, bares, tiendas, terrazas, parques y por supuesto, su puerto marítimo.

Absolutamente todo su casco antiguo es peatonal, para facilitar al visitante el paseo por el centro de la ciudad y la relajación. Es muy común ver a la juventud moviéndose por la urbe en bicicletas. Un medio de transporte ecológico y que no provoca atascos.



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